viernes, 1 de junio de 2012

ALGUNOS BANCOS BUENOS

        
       Hace unos días en plena calle me abordó un conocido. Tenía ganas de que alguien le tranquilizara, pues según él, sus ahorros los tenía depositados en Bankia.
         – ¿Como pueden llevarse tantos miles de millones? –Me dijo.
          –No se los han llevado. Todo ha sido como consecuencia de una muy mala gestión. –Le respondí.
         Viendo que no entraba en razones le pregunté:
          – ¿Cuánto valía tu piso hace seis años?
         –Setenta millones. –Fue su alegre respuesta.
         – ¿Y ahora?  –Volví a preguntarle.
         –Menos de cuarenta. –Me respondió esta vez con voz muy apagada.         
         – Entonces... ¿Quién te ha robado la diferencia?
         Me miró, e interpreté que mi pregunta lo había turbado, cuando mi intención no era confundirlo. Sólo se atrevió a decirme:
         –Antes los bancos eran otra cosa.
         Y qué verdad tenía. Aquellos bancos como el primero donde yo empecé a trabajar, sin ordenadores, ni más máquinas que una sumadora de manivela, donde todas y cada una de las operaciones se contabilizaban de forma manual, y que a pesar de la carencia de medios, las ordenanzas contables se llevaban a la práctica conforme a los rígidos postulados existentes en aquella época. Aquellos, es verdad, eran otros bancos. Recuerdo que para buscar una diferencia contable de 10 pesetas, nos teníamos que tirar horas y horas hasta encontrarla.
         Yo, llevo más de una década alejado del mundo financiero y me pregunto si el problema de algunas entidades bancarias, es el mismo problema que tenia el señor que me abordó en la calle. ¿Todo no vendrá, por no haber llevado a la cuenta de Pérdidas y Ganancias la diferencia entre el precio histórico del bien, al del valor actual y razonable del mercado? Me refiero a los activos que figuran como bienes raíces en los balances de muchos bancos. Creo que si, de ahí la difícil coyuntura por la que atraviesan en estos momentos muchas entidades.
         La valoración en los balances de los inmuebles y también de las existencias, siempre ha sido el subterfugio para variar las cuentas de resultados. Esto es una práctica contable por desgracia muy común en muchas empresas.
         El otro problema, más grave aún, es el de los directivos, ésos que a pesar de una pésima gestión, blindados por contratos millonarios que se firman entre ellos, a la hora de marcharse, tienen la poca vergüenza de pasar por caja y llevarse unos cuantos millones como “indemnización”, es decir que encima hay que resarcirles del daño o perjuicio que les ha ocasionado su más que nefasta administración. Algunos se  llevan los millones por decenas. No quisiera estar en el pellejo de aquellos empleados los cuales tenían ganada la confianza de sus clientes, y como consecuencia de estos malos gestores, les hicieron vender productos tóxicos, la mayoría a clientes con un bajo perfil financiero, que no sabían distinguir entre: preferentes, bonos, obligaciones u otros productos de riesgo, sino que se dejaron llevar por la confianza del fiel empleado que desde siempre les atendió.
         Hace unos días, en el periódico gratuito “Qué” mientras iba en el metro me sorprendió este titular: El Banco que nunca niega un crédito. Naturalmente con la que está cayendo no cabe duda que quise desmenuzar con avidez la noticia la cual parte de ella transcribo:
         Nuestro fin es hacernos favores sin ningún coste económico a cambio. Es el lema del Banco del Tiempo, una iniciativa que nació en Japón en los años 80 y que se está extendiendo por España. El primer paso para ser cliente, es decir te tienes que formular la pregunta ¿Qué puedo ofrecer yo a los demás? Después, pasas a un listado de usuarios y se te entrega un talonario. ¿Cómo es su funcionamiento? Tienes una cuenta pero en vez de ser en euros, es de horas. Cuando necesitas algo en un momento concreto, llamas a un voluntario especializado en ésa actividad, Una vez realizada, al beneficiario se le descuentan las horas, y a quién ha ayudado se les suma.
         Alguien puede pensar que le pueden pintar la casa. No, estos servicios son sólo para casos puntuales como los que se hacia antes en los pueblos, la buena idea de ayudar a tus vecinos. El banco es cuestión es un intercambiador de servicios y cuidados, cuya unidad de valor es la hora.
         Para fundar un Banco del Tiempo, sólo se necesita un local, un teléfono y un ordenador. Así de sencillo. En España existen próximos a 300 Bancos del Tiempo.
         La idea es tan bonita que la quiero trasladar a Torredelcampo, mi pueblo. Ahí la dejo. Espero que caiga en tierra fértil, porque no todos los bancos iban a ser malos. Siempre hay,... algunos bancos buenos.