miércoles, 24 de julio de 2013

MI PUEBLO NO TUVO OTRO NOMBRE


Decía yo en mi entrada anterior:

... que Torredelcampo fuese conocido como Osaria en tiempos tan remotos, francamente me ha sorprendido ya que no lo había oído nunca en los años que tengo. Por eso quisiera que los doctos en historia de nuestro pueblo, -por cierto, sé que los hay muy buenos- me corroborasen o desmintiesen que nuestro pueblo en sus primeros orígenes se llamase Osaria.
        
            Juan Moral Gadeo, torrecampeño y amigo, quién en su blog “Torredelcampo y su historia” acostumbra a deleitarnos con relatos sobre la historia de nuestro pueblo,  al informarle yo sobre el tema que nos ocupa, y sabido de su inquietud por estas cuestiones, yo daba por hecho que iba a recalar en  quien es un erudito e ilustrado en la verdadera historia de nuestro pueblo, en nuestro paisano: Juan Carlos Castillo Armenteros, a quien quiero agradecerle enormemente que me haya aclarado esta duda que me suscitó al entrar en una página de Internet de forma casual.
         Despejadas todas las incógnitas infundidas por aquellos falsos cronistas e historiadores de aquella época, -ahora abundan más-, me siento en la obligación moral de desmentir esta fábula, y para dejar constancia de que Osaria, no tiene nada que ver con Torredelcampo, ni tampoco de que Santa Flora sufrió martirio en los alrededores de nuestro pueblo, transcribo el escrito del ya mencionado don Juan Carlos Castillo Armenteros, Profesor Titular de Historia Medieval, de la Universidad de Jaén, a quién reitero de nuevo mi agradecimiento, por sacarme de dudas, y también a mi amigo Juan Moral Gadeo que supo llegar hasta la verdadera fuente de la verdad.         
        
         Hola Juan, me temo que nuestro paisano Antero Villar Rosa ha seguido al pie de la letra lo referenciado por Bernardo de Espinalt en el Atlante Español (1787) Tomo XIII, pp. 279-285 (sobre todo en la página 283), error al que yo ya aludí en mi pregón de la Romería de 2005, publicado en el 2006, en el que en la página 65 y 66 aclaro esta cuestión:
"…. Este culto se mantuvo hasta bien entrado el siglo IX, como lo atestigua la presencia de comunidades cristianas muy activas en la zona, bajo la dirección del obispo de Martus/Tuss (Martos). Comunidades en las que caló profundamente el espíritu cristiano de los denominados Mártires de Córdoba, y entre ellos Santa Flora, refugiada según los documentos de la época en el asentamiento de Tucci Vetus,  y que podría identificarse con Tosiria / Tosaria / Osaria (Torredonjimeno)2, donde arqueollógicamente se ha constatado la existencia de un importante asentamiento visigodo-emiral, y no en Torredelcampo, como señala una leyenda local, inducida por los errores recogidos en los falsos cronicones."

En la nota 2 de la página 67 incido en la cuestión del error:
"Datos que contradicen la leyenda que sitúa a Santa Flora en Torredelcampo. Ese error fue recogido en el Atlante Español por Bernaldo de Espinalt (1787) (Publicado por F. Olivares Barragan Atlante Español de Bernardo de Espinalt. Transcripción, comentarios y ampliación. Jaén, 1980), quien analizando la obra de Argote de Molina, identificó erróneamente Aucci (Tucci Vetus) con Osaria Bitosira (Tosiria/Osaria, actual Torredonjimeno) con Torredelcampo. Inmediatamente, B. Espinalt ubica a Santa Flora en el 851, durante el gobierno del "tirano Manoma V, rey moro de Córdoba", cuando se está refiriendo al Emir Muhammad I, en cuyo mandato se produjeron los sucesos conocidos como el " Movimiento de los Mártires de Córdoba". La interpretación de B. Espinalt, se contradice con las propuestas recogidas en el documento que estudio D. Juan Montijano Chica "La aportación de la Diócesis  de Jaén a los martirios de los mozárabes cordobeses del siglo IX". Boletín del Instituto de Estudios Giennenses, X – XV, Jaén, pp. 9 - 40".

El texto del Atlante relativo a Torredelcampo también fue publicado en la Revista D. Lope de Sosa, 1926, pp. 78 – 80 (también copiado por  Manuel Acedo en un articulo titulado Lugar de la Torre del Campo en Lope de Sosa, 1930). Pero si te fijas en ese mismo artículo también se recoge lo que el Atlante describía de Torredonjimeno, y que casualidad entre las páginas 80 y 81 se dice: "…. fue esta Villa en tiempos de los Romanos de grande consideración. Antiguamente fue la Ciudad de Tosiria y después Osaria, ….". En fin ni el propio Bernardo se aclaró…

Un texto muy interesante que zanja definitivamente esta confusión. Unos errores que fueron transmitidos por Ximena Jurado, Ambrosio Morales, Rus Puerta, en el siglo XVII, bajo el auspicio del Obispo Baltasar Moscoso Sandoval, con la intención de localizar antiguos mártires y lugares de martirio de cristianos, en una época en la que triunfa la Reforma Protestante. Es el momento de la localización de los restos óseos en Arjona de los mártires de Arjona, San Bonoso y Maximino, y de otros tantos, cuando lo que excavaron de forma intencionada fue una necrópolis argárica. En esa época se falsificaron monedas y epígrafes de manera intencionada para localizar los sitios de Iliturgi, que se identificó erróneamente con un lugar conocido como los Villares de Andújar, allí esos cronistas dijeron haber localizado monedas con la acuñación de Iliturgi, y lápidas con ese mismo nombre, cuando todo era un claro montaje, ya que Iliturgi se localiza en Cerro Maquiz (Mengibar), pero a estos les interesaba situarlo en Villanueva de manera intencionada. Esas falsas ubicaciones fueron transmitidas y aceptadas como válidas hasta que se han ido desmontando progresivamente, quedando al descubierto esos montajes. 

A este este tema de la manipulación llevada a cabo por Ximena Jurado y otros de los epígrafes y monedas,  alude una paisana nuestra María de los Santos Mozas en su Tesis Doctoral : Arqueología del s. XVII – Antigüedades de Jaén

Por otro lado en toda la documentación de archivo nunca el Castillo de Torredelcampo aparece mencionado como Castillo de La Floresta (error del que ya he hecho mención en varias publicaciones y conferencias), prueba evidente de las interpretaciones que a partir del s. XVII y XVIII se hace de las noticias difundidas por los falsos cronicones.

Espero que estas aclaraciones sirvan de algo, veo por el enlace, que los errores siguen se han anquilosado en la red, y me temo que pese a que la comunidad científica ya ha desmentido reiteradamente la falsedad de esos datos, estos perduraran "per secula seculorum". 

Un saludo. 

Juan Carlos Castillo Armenteros
Profesor Titular de Historia Medieval
Departamento de Patrimonio Histórico
Universidad de Jaén



miércoles, 17 de julio de 2013

¿LLEGÓ A LLAMARSE NUESTRO PUEBLO: OSARIA?


             Hace muchísimo tiempo, alguien que no llego a recordar, me dijo, que en el llano de Santa Ana, a los pies del cerro Miguelico, estuvo refugiada antes de morir decapitada, Santa Flora de Córdoba. Hoy, he querido bucear dentro del laberinto de Internet, y repasando la historia de esta mártir he encontrado algo sorprendente para mi. En una de las páginas que hacen referencia a esta santa, dice entre otras cosas. Reproduzco parte de ello:

 Santa Flora mártir y virgen. Nació en Sevilla, en una familia de madre cristiana y padre musulmán. Su hermano la delata y es torturada; en Osaría, Jaén se recupera de las heridas; al regresar a Córdoba es nuevamente capturada y llevada ante el juez musulmán junto a Santa Maria de Córdoba. El juez Cadi ordena que sean decapitadas y arrojados sus cuerpos al río Guadalquivir.

         Naturalmente, he querido saber donde se encontraba en Jaén, Osaria, y mi sorpresa ha sido mayúscula cuando el Gooble me ha llevado hasta la Web Oficial de Turismo de Andalucía que dice de Torredelcampo: 

  Historia

        WEB OFICIAL DE TURISMO DE ANDALUCIA

Los primeros pobladores de la zona se remontan a la época del Calcolí­tico, aunque el origen del actual municipio está relacionado con el Cerro Miguelico.
Cuando los cartagineses llegaron a la Pení­nsula se conocí­a con el nombre de Osaria Bitosiria.
Durante el periodo de al-Andalus, los pobladores de esta villa se vieron obligados a trasladarse hacia Martos que como las demás aldeas de la campiña se ven obligadas a reforzarse debido a la proximidad de la frontera con los cristianos.
La conquista cristiana fue llevada a cabo en el año 1243 por el rey Fernando III, que estableció su residencia en los alrededores de la Villa antes de la conquista de Jaén. Tras la conquista quedó adscrita a la ciudad de Jaén.
En el 1804, Carlos IV le concede el tí­tulo de Villa a cambio de 7.500 maravedí­es por cada vecino.

         Otra página más también nos dice:
           
           
De Porcuna a Jaén. Ruta de los Nazaries en Bicicleta.

...norte y rodear la sierra de Jamilena, entre olivos, para llegar a la Villa cuyo origen se remonta al Calcolítico, según los restos encontrados  en el cercano cerro de Miguelico. Torredelcampo, o la ibero-romana Osaria Bitosiria, nos saluda en una encrucijada de caminos muy importante para la comunicación del la Cora de Yayyan con el Califato Cordobés.

         Que Torredelcampo fuese conocido como Osaria en tiempos tan remotos, francamente me ha sorprendido ya que no lo había oído nunca en los años que tengo. Por eso quisiera que los doctos en historia de nuestro pueblo, -por cierto, sé que los hay muy buenos- me corroborasen o desmintiesen que nuestro pueblo en sus primeros orígenes se llamase Osaria.
         A mis más antiguos ancestros sí recuerdo oírles decir La Floresta, en clara alusión a la fortaleza que hubo en la plaza, y de la que en mi niñez recuerdo muy remotamente uno de sus muros que aún seguía en pie, ¿pero Osaria? (... )
De antemano pido perdón por mi desconocimiento como muy profano en esta materia.
¿Seré por ello un osado de Osaria?
        

martes, 2 de julio de 2013

TORREDELCAMPO, PUEBLO DE TOSTAOS.

        

          A Torredelcampo, siempre se le ha conocido como: el pueblo de los garbanzos tostaos. Esto a nadie debe de sorprender, pero me pregunto, si aún mantiene esta fama después de que no ha habido desde hace muchos años, -al menos yo no tengo referencias- quien se dedique al arte de elaborar este producto torrecampeño, tan característico de una época ya pasada y que en otros lugares lo conocen como torraos.
Ya escribí en una de mis entradas en este blog, de que algunos niños de mi edad, en mis tiempos, pregonaban su desgracia por las calles de nuestro pueblo vendiendo garbanzos tostaos con un esportilla en el brazo, y tal vez por esa leyenda negra de aquellas gentes que por imperiosa necesidad en la España gris de la posguerra se dedicaban a preparar y vender los garbanzos tostaos con el fin de subsistir, sospecho que nadie se dedique ahora este menester, puede que por no revivir escenas de un tiempo ya pasado de penurias y sufrimientos.
Es posible también que la figura del garbancero desapareciera porque la materia prima, es decir el garbanzo que se cultivaba en nuestro pueblo dejó de sembrarse cuando la campiña murió devorada hace muchos años por el olivar. Yo estoy seguro de que muchos jóvenes torrecampeños no habrán visto nunca una mata de garbanzos, pero serán pocos los de mi edad que no hayan participado alguna vez en el cultivo o en la recolección de esta leguminosa.
Se sembraba por el mes de marzo y se cosechaba a últimos de julio o primeros de agosto. El trabajo más duro era el arrancar las matas cuando el garbanzo estaba granado. Las manos tiernas, sensibles, y sin callosidades de aquellos que sin tener edad como yo sí teníamos como postulado ayudar a la familia, sufríamos las consecuencias cuando las ampollas aparecían en nuestras delicadas manos; el dolor de estas heridas se acentuaba aún más con el escozor cuando se impregnaban con las vellosidades pegajosas de la planta, a lo que  llamábamos salitre.
El garbanzo siempre ha tenido mala fama por ser alimento de los pobres. Yo no estoy de acuerdo en esto último pues el cocido sigue estando en todas las mesas, y aquí en Madrid es uno de los platos típicos más solicitados. También fue uno de los alimentos por excelencia en los cortijos pues el potaje de garbanzos por las noches llenaba y calentaba el estómago de los jornaleros. A propósito... ¡Pero qué ricos estaban aquellos potajes cocidos en la lumbre en pucheros de barro!
Pero aunque el garbanzo no se cultive ahora en nuestro pueblo y si bien la materia prima la tuviéramos que comprar en las zonas donde ahora se producen, los tostaos deberían de ser como fue por aquél entonces el producto más característico torrecampeño, elaborados como lo hacían aquellos que se dedicaban en nuestro pueblo a esta labor.
 No quiero pasar por alto la figura de los garbanceros, aquellos que con los garbanzos a veces aún calientes iban con la esportilla al brazo pregonando los tostaos por las calles, al canto de: lo cambio y lo vendo.
La tendencia muy acentuada en nuestro pueblo hacia el rechazo de que todo lo viejo es malo nos ha llevado a olvidar y a no conservar cosas del pasado, y un pueblo sin pasado es un pueblo sin historia.
Ojala que los tostaos y el garbancero reaparezcan algún día en nuestro pueblo como algo que  nos sirvió para ser las señas de identidad de Torredelcampo. Aquí en Madrid, veo a los barquilleros que simbolizan al Madrid más castizo. Estos no faltan en las verbenas y en los sitios madrileños más concurridos.
En el Diario Jaén siendo yo niño, apareció un día una viñeta con los americanos en la Luna y un torrecampeño en el horizonte gritando: ¡Tostaos!
Ya estábamos allí, cuando ellos llegaron. Así pues, ¿éramos o no conocidos los torrecampeños por los garbanzos tostaos?
Espero, y deseo ver al garbancero por nuestras calles algún día pregonando no su infortunio como antaño, sino, por aquello por lo que los torrecampeños fuimos conocidos en una época ya pasada: por los garbanzos tostaos.